domingo, 1 de agosto de 2010

El fuego interno

 El viaje a ninguna parte. Sin comienzo ni fin. Un dolor sordo y el tiempo incierto. Muchos los sustantivos.
  Mis recientes experiencias sitúan mi emoción a flor de piel. Bella expresión "a flor de piel". Como emergiendo de lo profundo, manifestando su existencia en la superficie. Feliz de sentir, independientemente del signo, esos sentimientos ponen en segundo plano ciertos anhelo.
 Ahora, en un momento de reestructuración, sin prisas y sin demoras, la rueda del tiempo se mueve, avanzando no sé en qué dirección.


 Las últimas visitas al Walhalla me proporcionan la energía necesaria para encontrar el equilibrio. Vuelvo a disfrutar de la contemplación,  sin hacer planes ni dar rienda suelta al deseo y la ambición. Bella expresión "dar rienda suelta".
 En el paraíso del guerrero, compartiendo momentos inolvidables y mágicas pociones. Viejos compañeros de viaje, alivian mi pesar con su calor, palabras de ánimo y risa pura. Grandes momentos de inocencia y espontaneidad, los tres prendidos del presente, observamos un nuevo y mágico atardecer de infinitos colores mientras me sumerjo en la última danza. 
 Escucho mi última melodía en forma de piedra. Atento a las notas, interiorizo el ritmo. Una coreografía maravillosa. Muevo mis pies como alas mientras mantengo la tensión corporal necesaria. Perfecciono los últimos gestos antes del estreno y canto esa melodía en mis momentos de relajación.

 Después de una última batalla maravillosa, disfrutando del aplomo, de la ausencia de pensamientos. Zambulléndome de nuevo en la respiración, el aire me impulsa, me mueve, me empuja. Una explosión de energía interior. 
 Apenas tengo en cuenta los aspectos materiales. No hago cálculos. Estudio los movimientos desde el interior, atento a las sensaciones de mi cuerpo. Mantengo mi mente en un punto justo, y sólo escucho mi intución, afinando el oído, desentrañando algunos secretos bien guardados.


 Es maravilloso estar de nuevo en un estado de meditación profunda, sin buscarlo ni quererlo. De nuevo la disciplina ha hecho el hábito, y me preparo para el regreso a ese fuego interno.


 Busca el momento.