Dos hermanos contemplando a los Dos Hermanos. Total: cuatro centinelas oteando el horizonte.
Cuatro días como cuatro años y cuatro los centinelas.
Cada vez más en simbiósis con este lugar, errabundos, vamos conociendo poco a poco cada palmo del terreno. Saludamos a las piedras, que contemplan estáticas nuestro paso. Trazamos nuestros senderos, aclimatamos poco a poco nuestra respiración, y nuestros pasos son cada vez más ligeros.
Bellos e inesperados encuentros en estos días de pensamientos erráticos. Comunión y risa. Maravilloso bálsamo para mis contusiones.
(...) y por las noches acaricio el suave viento con el sonido de mi pequeño Dulcimer, sumido por un instante en un profundo viaje interior. Humilde y sencillo. Acaricio las cuerdas en un ritmo hipnótico y continúo viajando, volando con cada vibración, corriendo a casa, volviendo a mi hogar, dejando caer una lágrima...
Sus vibrantes notas se parecen al alboroto
ResponderEliminarde un bosquecillo de pinos mecidos por el viento.
Mi corazón se siente purificado
como si lo hubiesen lavado las aguas del río.
Li Tai-Po